Saturday, January 3, 2015

Kusapin ~ El paraíso en la tierra (Retiro Espiritual Extremo 2015)


¡Al fin se cumplió! El año antepasado (ya 2013) pasé año nuevo a orillas del Mar y sí que pasaron cosas buenas este año... entonces decidí repetir la moción.

Más de dos años pasaron, cuando conocí por fotos y nombre este lugar: Kusapin. Gracias a Carey y Marcos por su reportaje en Almanaque Azul por la información tan útil para el viaje Deseé tanto ir pero nunca se daba la oportunidad, aunque yo sabía que él me llamaba y que había ''algo'' que me esperaba. Entonces sin mucho planear, con poco dinero y mucha ilusión, decidí de ''ya pa' ya'' esta repentina escapada al paraíso.

Kusapin es un distrito que pertenece a la Comarca Ngäbe Buglé y tiene una población de 33,121 habitantes según datos del censo del 2010, se puede llegar a su cabecera homónima por vía marítima.
Mapa de Almanaque Azul 
Primero, compré el boleto de bus (en la terminal era un caos ya que mucha gente viaja en año nuevo) un día antes del viaje. En la terminal de Bocas del Toro, muestras tu identificación y pides un boleto a Chiriquí Grande. El mismo cuesta $21.50 (más barato que ir hasta Almirante o Changuinola) Mi bus salió a las 10:00 pm pero había (dada la fecha) buses para las 9:00, 9:30 pm... Se aconseja comprarlo un día antes.

El bus hace su parada en una estación de gasolina y un restaurante. De allí se cruza la calle al lado de la bomba de gasolina y se puede ir en taxi (cuesta solamente $0.60) o un bus, creo que eran $0.35... fui en uno que decía ''Changuinola - Monteño'' hasta el puerto.

 

De allí, esperamos unas dos horas hasta que la lancha partió, llegué aproximadamente a las 9:00 am y me fui a las 10:30 u 11:00 am. Si bien, la lancha iba cargada, tanto de personas como de mercancía, no me preocupé aún y todos cargábamos flotador. Todo marchaba con normalidad hasta llegar a Punta Valiente (pasando la comunidad de Bahia Azul) donde las olas eran gigantescas y la brisa fortísima. Puedo asegurar que nunca había sentido tanto pánico, parecía que las olas venían a la lancha y nos volcaríamos. Fue un susto grandísimo que no puedo explicar con palabras, algo que vivía por primera vez y que era una mezcla de adrenalina y miedo al sentir cómo se elevaba la lancha y luego el estrépito al caer.

Recomendación: Los mejores meses para viajar, según los lugareños, son Septiembre y Octubre donde el mar está calmo. En noviembre y los meses que le siguen, no se aconseja pues aún el mar está bastante picado y bravío. Si no les va bien con las emociones fuertes, mejor prevenir y esperar
También consultar las mareas y el tiempo nunca está de más.

Luego, al llegar, pasó todo el día lloviendo por lo que sólo pude dar una vuelta al pueblo y a la playa en las orillas. También convivir con la familia que muy gentilmente me hospedó. Tenían ellos tanto que contar y son muy unidos, el papá, Don Mariano, ha sido educador toda su vida y tiene 6 hijos, entre ellos, ya dos son también maestros en otros poblados y su única hija se graduó de hostelería en Suiza. Me alegró tanto encontrar la mayoría de la familia en casa y sentir el calor y cariño que me brindaron, al darme un techo, una cama con una frazada riquísima, deliciosas comidas (incluído el ñañtú, un tubérculo muy sabroso) y me abrieron sus corazones. 

Supe que próximamente se instalará la Universidad Nacional en Kusapin que contará inicialmente con carreras como Turismo y Docencia, El pueblo cuenta con escuela completa (primaria y secundaria), centro de salud, iglesias de diferentes doctrinas, abarroterías, hospedaje (costando aproximadamente $8 la noche), bar, etc.

 
Vista desde la casa donde me hospedé :) ¡BELLÍSIMA!
Al día siguiente tuve el mejor regalo de Año Nuevo en Kusapin: Un sol radiante que invitaba a conocer una de las playas maravillosas de esta punta: Playa Uva y Playa Guacamayo. Hensor, el maestro (hijo de en medio), fue el guía en la travesía de ir hasta la playa. Fueron unas dos horas desde el pueblo porque pasamos por poblados como Guacamayo y Nidori y llegamos finalmente hasta La Ensenada.

El camino puede ser un poco tedioso para quien no esté acostumbrado a caminar, en una parte, una barra de hierro fungía como puente ya que sino, uno podía caerse en aguas fangosas que ¡llegaban hasta el cuello! Yo no quería arriesgarme, así que pasé con mucho cuidadito.

Celebrar el año nuevo en este paraíso soñado, me demostró que sí encontré lo que buscaba: la belleza natural, el cariño familiar, la hospitalidad desinteresada, la unidad, la plenitud y la libertad. A pesar de que la noche antes de irme, ocurrió una tragedia horrible (una lancha se volcó y hubo dos muertes), toda la comunidad se unió para el rescate, hubo sobrevivientes y como todos se conocen, lamentaron en conjunto este hecho. Decía la gente en la lancha de regreso: ''En Kusapin se mueven de una vez cuando pasan estas cosas'' 

Una vez más, me doy cuenta que la vida es para atesorar experiencias más que pasársela gastando dinero en los centros comerciales, acumulando cosas materiales que al final se pierden o dañan. La familia donde me hospedé me decía que en la ciudad no se hallaban y les comprendo muy bien. Aquí viven en el paraíso, a pesar de las necesidades, la gente vive un día a la vez, tiene sus anhelos y añoranzas pero giran alrededor de sus tierras, no las dejarían por nada (¡afortunadamente!), comparten lo que tienen, su hospitalidad, cuidados y cariño son invaluables y el decirme que soy 
bienvenida otra vez, me llenó de tanta felicidad. Estoy muy agradecida con ellos y el noble pueblo Ngäbe por acogerme en su territorio caribeño.

Gracias por quedarte conmigo en mi alma, Kusapin y por nunca abandonarme de ahora en adelante.
''Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida.'' - Chavela Vargas













La Ensenada